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dijous, 13 de juny del 2013

La niña de los 5 minutos

Me acabo de encontrar con una peque que fue compañera de UCI de Pol. Yo la llamaba cariñosamente "la niña de los cinco minutos". Su historia es sencilla: un embarazo normal, controlado rigurosamente, contracciones, parto...hasta que algo se tuerce, algo sale mal en el último segundo y la niña aspira meconio. Carreras y más carreras. La traen corriendo a la UCI, apenas a dos pasillos de distancia del paritorio. Y la frase, esa frase tan dura que se me quedó clavada "le ha ido de 5 minutos". Y esa cara de los padres los días siguientes viendo como su hija se moría. Y recordar a Anna, la enfermera, enganchada a ella todo el turno porque estaba tan inestable que no podía moverse de su incubadora.

Los partos son algo sencillo, natural. Un proceso para el que estamos biológicamente preparados. Controlado, monitorizado, estandarizado y hasta excesivamente medicalizado hoy en día. Las veces en las que algo va mal es un porcentaje minúsculo, tan pequeño que hemos tendido a minimizarlo pensando que no existe. Pero existe. Durante medio año de mi vida vi a diario ese pequeño 1% en que las cosas salen mal por alguna razón incontrolable. 

No acabo de entender como la gente mira las habitaciones, los menús, la cafetería, la sala de espera del hospital donde va a parir y ni siquiera preguntan si hay uci neonatal, si hay una simple incubadora disponible, un respirador, un quirófano pediátrico. ¿No sería más lógico preguntar esto antes?. Es bueno que hayamos perdido ese miedo de antaño al parto ¿pero hasta tal punto?. Supongo que porque pensamos que esas cosas les pasan a los demás o porque confiamos en un traslado a un hospital con medios en el caso que algo salga mal. Pero los traslados no son tan rápidos como la gente cree. Hay que llamar al hospital, muchas veces no hay sitio, hay que llamar a otro, movilizar una ambulancia o helicóptero... Por desgracia, esto es mucho más de cinco minutos. 

Si la razón es la comodidad de tener habitación propia, muy lógica no lo pongo en duda, hay hospitales privados a través de mutuas que tienen uci neonatal, quizás no tan bien dotada como la pública, pero sí lo suficiente para estabilizar al bebé y aguantar un traslado. Pero la mayoría de ellos no y eso es algo que la mayoría de padres ni se plantean.

Quizás pienso así por todo lo que nos ha pasado, por todo lo que he vivido, por todo lo que he sentido. Quizás mi visión está influenciada negativamente por todo lo que he visto allí dentro y no sea la correcta. Ese submundo de la Uci neonatal que pocos quieren ver, en lo que nadie quiere pensar, pero que es real y existe y está repleto de milagros diarios. Ese lugar mágico donde convive el miedo y la esperanza cada día. Donde lloras, donde sufres, donde sobrevives al desánimo, de donde piensas que no saldrás nunca. Un lugar donde las horas del reloj se ralentizan, donde el mundo se detiene para unos padres mientras que para los demás sigue girando y girando. Y sale el sol cada día aunque tú te estés muriendo de pena.  Quizás haya que vivirlo para entenderlo. No lo sé. Yo sólo sé que hoy la miraba, con sus enormes ojos azules, y pensaba cómo de importantes son a veces cinco minutos.



1 comentari:

  1. Ayer descubrí este blog. No conocía su existencia, sí vuestro sufrimiento.
    Desconocía que mi hija fuera la “niña de los 5 minutos”
    Al leer tu blog he vuelto a recordar aquellos días tan duros, cuando el médico nos dijo:' si queréis tocarla o hacerle alguna foto,...... está muy grave y no contéis con ella'.
    Un dolor enorme inexplicable se coló en nuestra alma. De pronto no sentía el dolor de la cesárea, sólo un gran dolor en el corazón, en todas mis entrañas.
    No podía ser, NO!!! No nos podíamos quedar sin ella.
    Era una niña muy deseada y querida y la íbamos a perder. Nosotros siempre tuvimos la esperanza de que saldría adelante, teníamos que ser positivos, los médicos no lo eran, pero nosotros teníamos que serlo por ella, teníamos que estar a su lado, dándole fuerza, hablándole , diciéndole lo mucho que la necesitábamos, que estábamos allí, que durante los días que estuviera con nosotros la íbamos a querer, a mimar, le íbamos a cantar canciones, que iba a sentir en todo momento nuestro amor, que tenia que luchar, que ser fuerte, que la necesitábamos, que no podía dejarnos. Tuvimos la gran suerte de que su médico era una gran profesional y que las haditas como dice Verónica cuidaban de ella todo el tiempo.
    Fueron días terribles, de decisiones difíciles, de lloros, de incertidumbre y de esperanza, mucha esperanza, tuvimos la gran suerte de que nuestros familiares, amigos, todos nuestros seres queridos, estuvieron con nosotros, con ella, dándole toda la fuerza, la energía y la luz, para que fuera fuerte, para darnos el regalo de quedarse con nosotros, de ser una luchadora.
    Gracias Verónica por acordarte de nuestra hija “de la niña de los 5 minutos”

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